viernes, 29 de julio de 2011

Nos graduamos el mismo día!

Efectivamente, Andy y yo nos graduamos el mismo día. Hoy hace nueve años ya.
Ella, de mi "hijita", y yo, gracias a ella, me convertí en "Mamá".

Nunca me imaginé que contar con semejante "título", por muy importante y rimbombante que suena, no refleja en realidad lo complejo que es "ejercer" en esta profesión tan común de la maternidad.

Ser mamá es un gran privilegio... y una escalofriante responsabilidad. Alguien me dijo alguna vez que los niños eran como plastilina en las manos de los papás: podrían tomar la forma de lo que uno haga con ellos. Eso puede parecer una frase ligera, y tomarse de esa forma, pero pensándolo bien, es una responsabilidad enorme! Andy formará su personalidad en base a lo que le rodea, sobre todo, de lo que vea en MÍ, ya que soy su referente femenino... y ahí puede estar el problema, ya que disto mucho de ser un modelo ideal... de hecho, algunos razgos de su carácter son calcas de los míos y no todos son precisamente muy buenos... Por tanto, de la misma forma como me lleno de orgullo y me siento como pavorreal cuando demuestra su inteligencia en la escuela, cuando lee un libro, o cuando diseña con crayolas unos mini-trípticos para que sus Barbies elijan el destino de sus vacaciones (hija de Mercadóloga Publicista tenía que ser); de la misma forma reconozco y me avergüenzo cuando se comporta en forma negativa... usando palabras y ademanes que no puedo negar que son míos...
Ese es el "truco" de la maternidad, que la congruencia se tuerce muy seguido. Imposible decirles: "haz lo que yo digo, no lo que yo hago". Y cuando se agrega a la ecuación el amor inconmensurable de la madre, que es muy propenso a los chantajes de esos ojitos tiernos, se empeora la situación! Esa es la lucha diaria de la educación de los niños...

Pero volviendo a mi hijita, recuerdo que siempre desee tener una niña. Cuando era adolescente imaginé tener una bebita y ponerle el nombre de Andrea. Me parecía que ese nombre era de una mujer fuerte, inteligente, autosuficiente, dedicada y con mucho corazón. Características que entonces, con la inseguridad de mi adolescencia, veía muy lejos de mi alcance. La idea se me quedó, y cuando, muchos años después, supe que estaba embarazada de una niña, no hubo ni sombra de duda respecto al primer nombre que llevaría, así como el diminutivo que usaría. Efectivamente, Andy es una niña inteligente, dulce y alegre, aunque fuerte de carácter. Ha sido maravilloso verla crecer en los distintos aspectos: físicamente, recordar cuando cabía en mis brazos, cuando podía cargarla en mis hombros, cuando podía esconderse en un cajón... y ahora que ya casi me llega al hombro y usa sólo un par de números menos que mi talla de zapatos :S Verla crecer intelectualmente, satisfacer su curiosidad sobre los porqués de las cosas, verla iniciar en el aprendizaje de cultura general e identificar su proceso de pensamiento, es ser testigo del crecimiento del Espíritu dentro de ella. Esta hermosa "princesa" adora sus muñecas y le fascina crear mundos imaginarios para ellas. A diferencia mía, que nunca me gustaron las muñecas, ella estaría encantada si pudiera pasarse el día vistiendo y desvistiendo monas, inventando peinados y aventuras para sus Barbies y sus peluches.

Alguien me contó que hay una versión de la leyenda de "Cupido", en la que este "Dios del amor" es en realidad el alma del primogénito de la pareja, que hace que se enamoren para poder nacer y completar esa pareja haciéndolos padres. Si es así, querida hijita, gracias a tí por darme a tu papá, y gracias a tu papá por hacerme mamá de tan maravillosa niña.

Es un hermoso regalo de Dios, tan parecida y a la vez tan diferente a mí, tan comprometida con su tiempo, tan dispuesta a defender su infancia y tan cercana a mi corazón.

Así que, ¡Feliz Cumpleaños, querida hijita! Te adoro con todo mi corazón. Y Felicidades también para mí, que cumplo nueve años de haberme graduado y de estar ejerciendo la hermosa, compleja, enorme, feliz, angustiante, intimidante, maravillosa y plena profesión de la Maternidad!

jueves, 14 de julio de 2011

Cielo sin baches, Infierno con la Bozzo.

Leí hace algún tiempo, en alguna parte, que no hay UN infierno ni UN cielo, sino que cada quien tendrá una versión distinta, dependiendo de sus propias creencias, expectativas y circunstancias. Es decir, es posible que un buen musulmán efectivamente llegue a "su" cielo donde lo esperen 11 mil vírgenes... Hay también por ahí un chiste sobre el cielo/infierno de Mónica Lewinsky y Clinton, pero eso es otro tema...

Reflexionando al respecto, me pregunto qué características tendrá, por ejemplo, el infierno de Elba Esther Gordillo... quizá un lugar donde nadie le rinda pleitesía, tenga cero poder, se le derrita la cara y no existan cirujanos plásticos... El infierno del Presidente Calderón será donde nadie reconozca los beneficios de su "guerra" y su popularidad sea "cero".... Ah! creo que Calderón ya está en su infierno... :S

Mientras tanto, los Cielos deben ser un lugar de regocijo. Por ejemplo, el de Andrés Manuel López Obrador puede ser cualquier sitio donde le digan "Señor Presidente", y el cielo de Ninel Conde será un sitio donde su nombre sea sinónimo de inteligencia... (Pobre mujer: tiene solamente dos neuronas, una se le atrofió con el silicón, y la otra está de vacaciones permanentes).

¿Y cómo sería mi propio Cielo?

La versión de estar montada en una nube, vestida con una túnica blanca (que me imagino como una bata de hospital, donde se trae el trasero al aire), con alas, una aureola sobre la cabeza y rascándole a un arpa, la verdad se me hace muuuuuy aburrida y no sería la dicha gloriosa que debe haber en tal lugar.

Mi cielo sería una ciudad entre el mar y la montaña, con temperatura permanente de 24° C, con hermosos cielos azules y lluvias moderadas, sin congestionamientos viales, sin baches, sin políticos (Síiii!), donde estuvieran todos mis seres queridos y nunca se enfermaran de nada, donde contara con una tarjeta de crédito ilimitada de la que nunca llegaran los requerimientos de pago; donde los servicios de luz, cable e internet no se interrumpan nunca; donde todo, TODO, estuviera a 10 minutos máximo de distancia. Podría irme a desayunar con la Madre Teresa, o escuchar una clase de Einstein, acudir a un concierto de Rocío Dúrcal con Pavarotti, y escuchar cuentos de viva voz de Edgar Allan Poe. Podría dormir todo lo que quisiera, pero cuando me levantara siempre sería temprano; y mi cuerpo sería el que tenía a los 20 años, no habría necesidad de hacer ejercicio físico para mantenerlo firme, y toda la comida rica no me engordaría ni un gramo... ¿Será mucho pedir?? ¡Así si valdría la pena portarse bien en esta vida, para merecer esto!!

En cambio, mi infierno personal sería un sitio donde haya 40° C en el día y 5° C por la noche. Estaría sola, sin poder salir, en un lugar inmenso, oscuro y vacío donde sólo hubiera una tabla de planchar, una plancha, la pila enorme de ropa, una tele y un radio. En ese lugar tendría que pasarme la eternidad planchando ropa, mientras en el radio sólo se transmitiría música de reggaeton, banda o hip-hop; y en la tele estaría obligada a ver programas de Laura Bozzo, Rocío Sánchez Azuara o Lagrimita y Costel para siempre... Bbrrrr!! Hasta escalofrío me dió!!! De veras que este lugar, para mí, cumpliría con aquello de "lugar de desesperación y rechinar de dientes"!! Casi prefiero mejor las llamas eternas!!

Si me amenazan con esta versión de infierno, me cae que sí me porto bien, aunque sea para llegar al lugar de las nubecitas y el trasero al aire!!

Y, ¿Cómo serían tu cielo y tu infierno?