sábado, 1 de diciembre de 2012

Llegó EPN

Después de todo el día de observar, me voy a atrever a dar mi opinión, porque también es mi derecho:
 
Protestan por la toma de posesión del Presidente Peña Nieto (aunque a muchos nos duela, ahora hay que llamarlo así) que porque fue fraude, que "compró" votos, que Monex, que Soriana... ¿Y? El señor ganó por mayoría. No hay tal fraude. Simplemente fue la CAPITALIZACIÓN DE LA IGNORANCIA de "la mayoría" del país, a favor de un retorno de los dinosaurios. ¿Acarreados? ¿Despensas? ¿Tarjetas? Claro, por supuesto. Transas de siempre. Pero nadie obligó a la gente a votar. Votaron porque quisieron. Por su ignorancia, se dejaron llevar por la imagen telenovelera del candidato. Por su ignorancia aceptaron las tarjetas, las despensas, los paraguas, las estufas, y comprometieron su voto a cambio. Excelente estrategia del PRI. Les funcionó al 100%.
 
Ganaron por mayoría porque "la mayoría" de la población del país es gente ignorante, que, si bien les va, cuentan sólo con una educación básica, impartida por maestros de la Gordillo y que aspiran a tener una vida como las de los héroes o heroínas de las novelas, que los saquen de pobre al casarse con un millonario o venciendo a los "malos"... porque no tienen más punto de referencia.
 
¿Qué nos queda? ¿Protestar violentamente? ¿Dejar de trabajar para detener los procesos productivos? ¿Bloquear vías y accesos? ¿Atentar?
Sí, protestemos. Pero protestemos por el pésimo nivel educativo de las grandes masas de compatriotas, que son fácilmente manipulables por gente "educada" y corrupta, que los usa el día de la elección y jamás se vuelve a acordar de ellos.
Sí, dejemos de trabajar. Pero dejemos de trabajar por un partido, o por ciertos intereses de unos cuantos. Comencemos a trabajar por el País. Por el bien de todos. Dejemos de trabajar por la ambición de tener cosas materiales. Trabajemos por la educación de nuestros hijos, enseñándolos a actuar con valores. Y eso sólo se logra pasando tiempo con ellos y dándoles el ejemplo.
Sí, bloqueemos. Tenemos la obligación de bloquear a los vivos que quieren aprovechar la ignorancia, bloquemos su acceso a puestos públicos donde solo roban, bloqueemos las iniciativas de dar "limosnas" y favorezcamos proyectos productivos y educativos, que generen empleos estables y empleados competentes:"Enseñar a pescar, quizá créditos justos para que compre la caña y la lancha, pero jamás darle sólo el pescado. (La frase "Que te lo pague el gobierno" es una completa aberración, y fue frase de guerra de uno de los partidos aliados a EPN y que lo llevó al poder, porque sólo genera que la gente se acostumbre a estirar la mano sin trabajar, y por tanto, su sustento dependa de que este partido esté en el gobierno, lo que los compromete a mantener a los vivales en el poder).
¿Atentar? Mejor estemos atentos. Vigilemos a los servidores públicos. Señalemos y no permitamos ni participemos de la corrupción. No al derroche del dinero público en tarugadas.
 
¿Que es una vergüenza tener a este presidente? El tiempo lo dirá. Escuché sus ejes de gobierno. Medité sus iniciativas. Todo se oye muy bonito... tirando a utópico. Pero deseo darle el beneficio de la duda. Ya veremos la práctica. Lo que me da un poco de esperanza... agria, pero esperanza al fin, es que los Dinos priístas no están tarugos, no están planeando a seis años. Vienen con toda la intención de volver a quedarse otros 70 años . Y saben ya que el país es diferente, y que permanecerán sólo si evitan "errores de diciembre", guerra abierta y corrupción cínica. Serán muy cuidadosos. Quizá eso favorezca la reconstrucción del país.
Por ahora, aunque no esté de acuerdo, aunque me duela, aunque haya votado en contra, EPN tiene la investidura y (Dios nos ampare!) representa a mi Patria y por tanto, no queda otra que desear que le vaya bien a mi amado México.
 
Yo contribuyo con mi trabajo diario, con mi pago de impuestos, con cumplir las leyes, con no dar mordida, y sobre todo, con educar a mis hijos. Tanto académicamente, como en valores. A ellos nadie me los va a acarrear por una 'che tarjetita.

martes, 13 de noviembre de 2012

La Puerta del Avión


A él lo había conocido hace muy poco tiempo. Apenas el 13 de noviembre su hermana nos había presentado. La primera vez que me invitó a salir, llegó tarde pretextando no encontrar la dirección correcta. En el camino al restaurant me llamó por un nombre diferente y ni cuenta se dió hasta que le dije que ese no era mi nombre, y cuando llegamos, me hizo caminar -con tacones- cuadra y media de empedrado porque odiaba los valet parking. De sobremesa me hizo un interrogatorio tal, que me sentí en una estricta entrevista laboral, indagando en todos los aspectos de mi vida. Sin embargo, era atento y agradable, y  cuando lo miré por encima de mi taza de café, me pareció atractivo... algo hizo clic, y aprobé su cercanía.


Salimos algunas veces más en un periodo muy corto de tiempo, y el sábado previo a la Navidad, me llevó a un café, donde me sorprendió al preguntarme nerviosamente si quería ser su novia. Ya le había contado de mis planes para este viaje de más de un mes, y de que tenía, para más adelante, expectativas de estudio en otro país; así que le repliqué que no tenía caso que nos hiciéramos novios, por lo menos por el momento, ya que yo saldría del país el domingo siguiente, y estaría fuera más de cuatro semanas.  Él insistió argumentando que no le importaba, y que no me dejaría ir sin ser su novia. Yo me resistía, y a la fecha sostengo que nunca le dije que sí, pero en cierto momento, le pregunté:  -¿Me vas a dar un beso? El sonrió, me dijo que sì y me besó en los labios brevemente. Supongo que tomó eso como mi aceptación. Me sonrió y me dijo algo que nunca esperé: "Te voy a querer mucho".

Salimos del café y caminamos tomados de la mano hacia un parquecito cercano. Ahí volvió a besarme.  Lo dulce de sus besos y la calidez de su abrazo en esa noche fría de diciembre me hicieron sentir que eso era lo correcto, y respondí con ternura a sus besos.

Al día siguiente no podríamos vernos, y, sin yo esperarlo, el me llamó por teléfono. Yo, extrañada, le pregunté el motivo de la llamada, y el contestó que era para escuchar mi voz. Me llamó dos veces al día desde entonces, y yo súper extrañada  porque mis exnovios jamás hicieron eso, incluso a veces, tenía yo que llamarlos.

En Nochebuena me llevó a su casa como su novia -teníamos menos de una semana!- y fue muy agradable la forma en que me recibió su familia. Obvio, tenía la ventaja de mi amistad con su hermana, pero de cualquier forma me sentí agradecida. Luego fuimos a mi casa, donde estaba reunida toda mi familia. Sus educados modales, su carácter tranquilo y su sonrisa franca hicieron que lo aceptaran de inmediato, y en cierto momento, ahí mismo, una de mis hermanas me dijo: "Parece buen muchacho, no lo vayas a dejar ir". Yo estaba empezando a desear no hacerlo. Sin embargo, el viaje ya estaba programado.
El 26 de diciembre estaba a punto de subir a un avión para alejarme 3000 kilómetros por casi cuarenta días. Le había preguntado si, aprovechando que trabajaba en el aeropuerto, podría ir a despedirme, e incluso pasar a la sala de espera para estar un rato conmigo antes de que tuviera que abordar. Él dijo que intentaría hacerlo. Yo traía a la mano una carta donde le decía que, aunque me parecía prematuro hablar de amor, comenzaba a sentir algo por él, y que al regreso de mi viaje podríamos ver si nuestra relación tenía futuro. Pero él no se presentó.
Llamaron a abordar nuestro vuelo, y mi hermana, que me acompañaba, empezó a tomar el equipaje de mano, pero le pedí que esperara, por si él llegaba corriendo. Avanzó lentamente la fila de pasajeros, que se perdían por el pasillo luego de entregar su pase de abordar. Y en todo ese tiempo yo miraba nerviosamente de un lado a otro esperando que él apareciera.  Pero no. Eramos las únicas que faltábamos de abordar, y mi hermana comenzó a protestar. Tuve que aceptar que él no llegaría y, al fin, entramos al pasillo. Me sentía entre triste y enojada. -"No pudo darse ni unos minutos para decir adiós", pensé. Aún miraba hacia atrás mientras avanzábamos por el zigzagueante pasillo, por eso no lo ví. Fué mi hermana quien dijo: -"Mira!"

Ahí estaba, frente a mí, en la puerta del avión. Vestido con su uniforme oscuro, de corbata, con sus acreditaciones colgadas del cuello, puestos sus lentes oscuros y sonriendo, me extendía una rosa roja.  Me pareció extremadamente atractivo. No recuerdo exactamente qué dijimos, pero nos besamos y abrazamos para despedirnos.  Le entregué la carta. En ese momento algo sucedió dentro de mí, sin yo darme cuenta. Apenas se asentó un poco el sentimiento cuando el avión comenzó a correr por la pista, y cuando despegaba, me dí cuenta de que me surgía un fuerte deseo de quedarme, imposible ya de cumplir. Me había enamorado. Por primera y definitiva vez. Y me di cuenta estando montada en un aparato que me alejaba de la persona que había robado mi corazón. Innecesario decir que las semanas fuera del país se me hicieron eternas, y que cuando volví, los planes para nuevos viajes ya los había desechado. No quería volver a alejarme de él.

Ese gesto especial de su parte al aparecer en la puerta del avión, fué suficiente para entregarme perdida e irremediablemente a él, a partir de ese momento y para siempre. Lo que empezé a sentir en la puerta de ese avión me ha sido suficiente, hasta ahora, para 12 años de matrimonio, para sortear crisis y superar peleas,  para permanecer junto a él aún en circunstancias que me hacían pensar que continuar era imposible, para sobrellevar defectos mutuos y enfrentar problemas, para convertirnos en padres de dos nuevas personitas....
Para seguir enamorada todo este tiempo...
Aunque a veces me pregunto... ¿Qué hubiera sucedido si él no hubiera estado en la puerta del avión?
Este post es la continuación del artículo del año pasado Día de Suerte...



viernes, 19 de octubre de 2012

El respeto al cigarro ajeno... es la Paz?




En opinión de mi médico, yo soy fumadora. A pesar de que fue en mi época universitaria (hace más de 15 años) cuando sí compraba la cajetilla y me duraba un par de semanas; y que ahora sólo me fumo UN solo cigarro allá cada mes o dos meses, según él eso es "ser fumador". Pero no tengo el vicio. A veces, en medio de una reunión con las amigas, en un café, con una copa, platicando con mi esposo, etc., se me antoja un cigarro y me lo fumo (siempre regalado... hace mil años que no compro la cajetilla).

Pero normalmente no soporto el olor, me da en cara y hay algunas marcas que me provocan náuseas muy desagradables. Celebré por todo lo alto la Ley que prohibe fumar en los restaurantes, porque era un suplicio comer mientras los de la mesa de al lado ya estaban fumando de sobremesa. Si hay alguien fumando en un lugar público donde yo estoy, trato de aguantarme, pero si puedo, me alejo de inmediato. Allá ellos. Como dice mi mamá: "En su salud lo hallarán".

Pero lo que es completamente intolerable para mí es que fumen cerca de mis niños. Cuando estaban pequeñitos eran muy enfermizos y el doctor me dijo que estaban propensos a desarrollar asma, así que sí me frikeo mucho cuando se trata de cuidarles sus pulmones. En tal caso, si no puedo alejarlos del fumador, sí le pido a la persona que deje de fumar mientras los niños estén cerca... y en un tono de "¡no manches!"... Uno como adulto ya debe de comprender, así que me parece una enorme falta de respeto que se atrevan a encender un cigarro cuando están viendo que hay niños alrededor.

Pues resulta que tenemos como vecinos a una familia con hijos adultos. Al parecer, hace poco una de las hijas se quedó sin trabajo, pues antes era muy rara la vez que la veíamos, y ahora todas las tardes se la pasa sentada en la cochera de su casa, hablando por teléfono, o caminando en círculos y... fumando... fumando... y fumando... un cigarro tras otro, sin cesar, por una, dos y hasta tres horas... Estarán de acuerdo en que ella está en su pleno derecho, ¿no? Está en su casa, en un espacio abierto, ejerciendo su derecho a ensuciarse los pulmones tanto como se le da la gana ¿verdad? O.K. Hasta aqui, de acuerdo.

El problema es que en nuestra casa el patio es muy pequeño, así que cuando los niños querían jugar, les permitía salir a la cochera con sus juguetes. Ahora eso ya no es posible porque todo el humo de los cigarros de la vecina se viene hacia nuestra cochera, apestándola y haciendo que los niños estén "fumando" con ella. Incluso, el humo se mete por las ventanas hacia la sala y la recámara de la niña. Desde el momento en que me dí cuenta de lo que sucede, ya no les permití salir, y tenemos que vivir encerrados de puertas y ventanas para evitar que se meta el humo.

Por lo tanto, tenemos restringido nuestro derecho a tener un ambiente sano, con aire fresco; y se coartan los derechos de mis niños a jugar en un espacio abierto donde no tengan que soportar el estar respirando todas las sustancias tóxicas que tiene ese humo. Trato de sacarlos al parque o a otros espacios, pero eso no siempre es posible. Ellos extrañan las "carreteras" de carritos que hacían en la cochera, el "restaurante" que montaba mi niña y los juegos de minibasquetbol. Aunque ahora juegan bien en sus recámaras, el chiste es que no están "afuera" y eso es lo que no les gusta.





Yo hasta ahora no me he atrevido a decirle nada a la vecina, porque comprendo que está muy en su derecho. Igual a mí no me gustaría que nadie viniera a decirme lo que puedo o no puedo hacer en MI casa, en MI cochera.

Pero esta situación es un claro ejemplo de que a veces, al ejercer un derecho propio, estamos lastimando los derechos de los demás.
¿Ustedes qué piensan? ¿Qué harían?

Yo, por lo pronto, estoy rezando para que mi vecina encuentre otro trabajo ¡a la brevedad posible! :S

miércoles, 25 de julio de 2012

Valiente: La difícil relación Madre-Hija



Anoche fuimos a ver la nueva película de Disney-Pixar: "Valiente". Como es de esperarse en las producciones de Pixar, la animación es fantástica, vale la pena disfrutarla en 3D; las canciones interpretadas por Yuridia me parecieron hermosas, y los momentos cómicos, muy bien logrados. Sin embargo, he leído algunas reseñas y críticas que hablan de un "tropiezo" en el guión, dicen que no tiene la "fuerza" de otras producciones de esa empresa.  Y es que, sí, efectivamente, no es una película de aventuras, no es una película cómica. No encontrarán  la ternura de Wall-e, ni el sentimentalismo de Toy Story 3 o de Up; ni las carcajadas de la Era de Hielo o Madagascar. (Curiosamente, las críticas en ese sentido, fueron escritas por varones).

Y es que esta película, si no se han dado cuenta, no es para niños. Leyeron bien. NO es para niños: es para NIÑAS. Para niñas grandes y niñas chicas.  El argumento gira completamente en la relación entre la Princesa Mérida y su madre, la Reina Elinor. Los conflictos entre las expectativas que una madre tiene sobre el comportamiento y futuro de su hija, y la rebeldìa de la hija que quiere tener su destino en sus propias manos. En ese aspecto argumental,  se parece más  a "Buscando a Nemo", que trataba acerca de la sobreprotección de un padre hacia su hijo.


Siendo Mamá, imposible no sentirme identificada con la Reina Elinor, y mi hija (que la próxima semana cumple 10 años) se vió reflejada de inmediato en la princesa y su afán de hacer lo que a ella le gusta. "Quién sabe a quién se parece, ¿verdad?" Me dijo volteándome a ver a través de los lentes 3D, luego de una de las primeras escenas, donde la reina  le da cientos de instrucciones a Mérida... igual a como yo lo hago con ella.
"Touché", pensé yo. Pero conforme se desarrollaba la trama, mi niña se quedó muy calladita, observando las consecuencias de la rebeldía. De igual forma, yo me dí cuenta de lo difícil que es lidear con una adolescente (glup!) aún cuando se tengan las mejores intenciones nacidas del amor que se les tiene. Hay una escena muy emotiva que casi me arrancó las lágrimas, cuando la princesa recuerda cuando era niña y busca la protección de su madre. La reina le dice una frase que es la misma que yo pensaba cuando mi niña era bebé y la acunaba en mis brazos: "Siempre estaré ahí para tí"... De igual forma, y sin afán de adelantarles la trama, me pareció muy significativo cómo ambas tienen que cambiar para entenderse: la reina prácticamente tuvo que perder su naturaleza humana para poder acercarse a su hija, escucharla y entenderla.

Al final, salimos muy contentos y nos fuimos a cenar. Durante la cena, aproveché para hacerle algunas preguntas a mi hija sobre la actitud de los personajes y de cómo pudieron haber evitado los conflictos. Le pregunté si hubiera sido mejor que la princesa obedeciera ciegamente a la Reina. Me llevé la gratísima sorpresa de que me contestó que si la princesa hubiera obedecido a su mamá, no sería feliz, pero si hubiera hecho lo que ella quería, hubiera puesto muy triste a la reina.  Pero que lo que había ocasionado el conflicto era que no habían sabido escucharse una a la otra, y por lo tanto, no se entendían. "Lo mejor hubiera sido que hablaran y decidieran entre las dos" - concluyó. ¡Una exitosa sesión de terapia Madre e Hija cortesía de Pixar! Me sentí muy orgullosa que ella solita, a su edad, haya podido llegar a esa conclusión. ¡Ojalá lo que ambas aprendimos podamos aplicarlo en nuestra relación presente y futura!

Así que, a mí la película me encantó, y mi hija quiere verla otra vez. Sería interesante que más adelante Pixar desarrollara una segunda parte, donde la Princesa rebelde, ahora sí, quiera elegir un príncipe, bien aconsejada y apoyada por su Madre.  

¿Mi consejo para ustedes?: Si eres madre de una hija preadolescente o adolescente, ¡corre a ver "Valiente" con ella en una tarde "sólo para niñas"! Deja a los niños en casa con papá, vayan solas al cine, y luego llévala a tomar una nieve para platicar. ¡Será mucho muy divertido, muy productivo y las acercará para entenderse mejor!

Esta es mi opinión. Me encantaría saber la tuya luego de ver la película. Deja tus comentarios.

jueves, 28 de junio de 2012

¿Josefina o Jesucristo?

Hace un par de días,  íbamos en la camioneta con los niños pasando por una zona con muchos camiones en el tráfico que generaban mucho humo, y las banquetas lucían sucias llenas de basura y las paredes adornadas con espantoso grafitti. Se lo comenté a mi esposo.
Dany escuchó, y se le ocurrió decir:
-"Cuando yo sea grande, el mundo estará muy limpio, sin contaminación, y viviremos en edificios dorados y brillantes".- Lo dijo con toda la inocencia de sus 7 años.
- "Uuh... pues pídeselo a Josefina", intervino Andrea, de casi 10 años, en tono de burla hacia su hermano.
(Nota: mis niños ya decidieron apoyar a Josefina hacia la presidencia de la República. A tres días de la elección yo aún no estoy segura... pero eso es otro tema)
- "¡Claro que no!"-contestó él, "¡se lo pediré a Jesús!"
No pude evitar reirme, pero rápidamente aproveché la ocasión y les dije:
-"Pues fíjense que no. Ni Josefina (el gobierno), ni Jesús (Dios) les va a conceder eso.
-Ambos se quedaron callados y me miraron sorprendidos.
-"El problema del país, y del mundo, es que siempre queremos que "alguien más" haga las cosas. Que los problemas los resuelvan otros o se resuelvan solos o por arte de magia o milagro. Si quieren que algo suceda, lo tienen que construir ustedes. Lo tenemos que construir entre todos."
-"Huy mami, -dijo Andrea- pero eso es muy difícil"
- Claro que no! -Le contesté. Todos podemos participar y lograrlo... ¿Qué les parece si empiezan por su cuarto? ¿Cuántas veces tengo que decirles que recojan su ropa y la lleven a la tina de la ropa sucia? ¿No les he dicho que "cuando abran, cierren; si tiran, junten; si sacan guarden, etc.? si empiezan así, podemos tener ordenada y limpia nuestra casa, y luego, unirnos con los vecinos para tener limpia la cuadra, la manzana, la colonia y toda la ciudad!, , Pero es participando todos, esforzándonos todos y sabiendo que cada pequeña cosa que se haga, cuenta al final.
- ¡Y entonces podríamos tener limpio todo el mundo! -gritó Andy con entusiasmo.
- Así es. Recuerden: lo principal es que no deben de esperar a que alguien les venga a dar las cosas que desean, sino que se pongan a trabajar para lograrlo con su esfuerzo.
- "Así podemos ser más felices, ¿verdad mami?"- Concluyó Dany
- Así es, hijito.

Me sentí orgullosa de que ellos capten el mensaje. Ojalá puedan aplicarlo siempre en su vida...

También me sentí orgullosa de mí misma de aprovechar este momento para educar a mis niños para que no sean acarreados de nada ni de nadie.
¡Ni siquiera de la Religión!
"A Dios rogando, y con el mazo dando"...

jueves, 10 de mayo de 2012

Antes de ser MAMÁ




Antes de ser Mamá...

:(


Yo comía tranquilamente, ocupando un lugar en la mesa, sin que se me enfriara la comida.
Mi ropa lucía compuesta y limpia todo el día, sin arrugas ni manchas de dulce.
Una importante proporción de mi presupuesto iba hacia mi arreglo personal. Nunca se me pasaba la fecha del tinte, mi pelo lucía un corte a la moda y mis uñas estaban muy bien cuidadas.

Podía mantener una larga conversación sobre muchos temas, sin que vinieran al caso temas relacionados con niños.

Podía dormir toda la noche, o los fines de semana dormirme tarde y despertarme después del mediodía. Jamás me preocupaban las desveladas, y por supuesto nunca se me cerraban los ojos de cansancio a las 9:00 de la noche.

En mi bolsa había cosméticos, cepillos, etc., y nunca tuve que regresar corriendo por no traer un paquete de toallitas húmedas.
Podía ir de compras y tardarme todo lo que quisiera. No me preocupaba de llevar agua embotellada ni de ubicar los baños para alguna emergencia, ni me preocupaba de buscar debajo de las perchas de ropa a alguien que se me escondía.
Mi casa estaba limpia y en orden. No tenía que brincar juguetes, ni limpiar comida del piso o huellas de deditos en los vidrios, ni encontraba chiclosos en los muebles.
Me sentía segura cuidando de mí misma y no tomaba de la mano fuertemente a nadie.
No me preocupaba de lo peligroso de las escaleras o los contactos eléctricos.

No consideraba en mi agenda visitas mensuales a los médicos, jamás me había pasado por la mente la palabra "vacuna", y tampoco nunca pensé que iba a sentir tanto dolor de corazón al detener unas piernitas para que recibieran una inyección.

Jamás me había preocupado por el extreñimiento de alguien más, ni me imaginaba que sentiría tanto alivio al ver un pañal sucio.

Nunca supe que el corazón se puede romper en un millón de pedazos por la impotencia de no poder eliminar el dolor o bajar la fiebre de un niño.

No sentía un hueco en el estómago al escuchar alguna noticia sobre niños enfermos o heridos.

Pero tampoco...


Antes de ser Mamá...
:)


No me imaginaba que algo tan pequeño iba a cambiar radicalmente mi vida.
No imaginaba lo grande y maravilloso que es ver nacer a una personita de tu cuerpo.

No conocía la felicidad total de esa primera mirada, de esas primeras caricias.

No sabía que la eternidad se abre ante tí cuando miras durante horas la inocencia durmiendo en una cuna

Yo no conocía el sentimiento que provoca tener el corazón fuera del cuerpo y oir sus latidos.

No sabía qué tan especial me sentiría al alimentar a un bebé hambriento, ni sabía de la cercanía inmensa entre una madre y su hijo.

No me imaginaba tanta calidez, tanta dulzura, tanto amor. No sabía que yo fuera capaz de sentir tanto!

Nunca me imaginé que mi felicidad iba a depender de una sonrisita, de un apretón de un pequeño puño, de las palabras "te quiero" dichas en la más sincera vocecita que escucharé jamás.

No me imaginaba la enorme satisfacción que se siente al ver encenderse una luz en los ojos de un niño cuando entiende algo que tú le has explicado.

No dimensionaba el significado de la frase: "una madre da la vida por sus hijos". Ahora sé que yo estaría dispuesta a luchar contra quien sea, con uñas y dientes, hasta mi último aliento, si estuviese en riesgo su tranquilidad, su seguridad o su felicidad.

Pero también ahora deseo más cuidar mi cuerpo, mi salud, porque anhelo vivir más tiempo. No para cumplir mis sueños, sino para poder ver a mis hijos realizar los suyos.
 Hoy no imagino mi vida sin esas sonrisas, sin esas huellas de chocolate en la pared, sin ese olor mezcla de sudorcito de mil juegos, chicle y shampoo de cereza que aspiro al besar su cabecita mientras duermen; sin escuchar de unos pequeños labios la palabra breve e inmensa a la vez:  MAMÁ

 
(Adaptación propia de un texto que encontré en internet y del que desconozco el autor)

martes, 8 de mayo de 2012

Los Niños son Pretextos de las Mamás...


He escuchado que dicen que las mamás de niños de Primaria los usamos como "pretextos" para no hacer otras cosas, para evitar compromisos o sacarle a otras responsabilidades.

Curiosamente, esas opiniones vienen de personas que a) No tienen hijos, b) Los tienen pero siempre los han puesto al cuidado de alguien más, ó c) sus hijos son adolescentes o jovencitos, y con la "choca" de sus niños crecidos ya se les olvidó las necesidades que tienen los pequeños...

Yo fui una madre que trabajó en turno completo, dejando a los niños en muy buenas manos, pero que no eran las mías. Llegaba por ellos muchas veces después de las 8 pm; sólo para bañarlos y acostarlos. Añoraba pasar tiempo con ellos. Ahora, que mi horario me permite pasar la tarde atendiéndolos, añoro pasar tiempo... SIN ellos... Jajaja!

Y es que para una mamá de niños de primaria, son ELLOS la prioridad. A diferencia de los bebés o parvulitos, que con dormirlos o meterlos al corralito uno puede continuar con la vida; o de los adolescentes que nos regresan la libertad porque ya no quieren ni vernos; los niños de primaria nos atan a ellos. Ya no toman siestas ni podemos contenerlos en un pequeño y seguro espacio entretenidos con cualquier cosa, y, por otra parte, sería muy irresponsable dejarlos moverse solos como se hace con los adolescentes. Los niños de primaria requieren constante supervisión y ayuda. Están probando sus límites y debemos estar ahí para indicárselos. Llevamos el volante, pero ellos marcan el rumbo y serán lo primero (y muchas veces lo único) a considerar para establecer el uso que se hará de todos los recursos, desde lo material y económico, hasta el tiempo disponible luego de la jornada laboral.

Las tardes se hacen pequeñitas entre los tiempos de traslado hacia y desde el colegio, ayudarles a las tareas, llevarlos y traerlos de las clases especiales de deportes, catecismo, etc., hacer visitas a pediatras (y ni hablar cuando requieren un seguimiento especial, como es mi caso), ir a la papelería por la cinta o la cartulina, hacer el proyecto de ciencias o de artísticas, jugar con ellos (porque todavía desean que mamá se siente a tomar el té con las muñecas, o se tire al piso a jugar carritos), bañarlos, lavar los cerros de ropa que salen a diario, hacerles y darles de comer y de cenar, y dejarlos listos para que no se les pase la hora de dormir... Además de los quehaceres básicos de la casa... La jornada laboral con el rol de mamá-niñera se termina a las 10 pm. ¿Ya qué se puede hacer a esa hora?

Cuando dejé de trabajar por las tardes, fantasee un poco con seguir estudiando, hacer una maestría, mejorar mi inglés o tomar clases de música o pintura. ¿Que si podría hacerlo? ¡Claro que podría! Pero a costa del tiempo con mis hijos. No puedo ser tan egoísta. No ahorita. Si Dios me presta vida, eso lo puedo hacer más adelante. La infancia de mis hijos será sólo una vez, y gracias a Dios, por el tipo de trabajo que tengo, poseo la enorme oportunidad de estar en primera fila para verla y participar de ella. NADA se compara con eso.

Me quedan apenas poco más de dos años con la niña, y cinco con el niño para disfrutarla... Luego tendré que enfrentarme con dos adolescentes de la segunda década del siglo XXI... ¡Glup! A ver cómo me va.. :S   Mientras tanto, sí, quiero disfrutar al máximo su infancia. Sé que estos años se pasarán demasiado rápido. Quiero dejarles lindos recuerdos de esta etapa. Ellos no se acordarán y mucho menos valorarán si yo obtengo otro idioma o título, o si la ropa estaba planchada y la casa trapeada.. En cambio, creo que recordarán con cariño que los llevé a andar en bici, o que jugué futbol con ellos en la cochera, o que repasamos inglés juntos, que los llevé a sus clases de karate, o los ayudé en ese proyecto de ciencias.

¿Que existen otros compromisos, otras responsabilidades?

Sí, pero van en segundo plano. Ahorita mi prioridad son mis hijos. Lo demás lo atiendo en función de ellos.

¿Que son puros pretextos?

Sí, son mis pretextos...

Mis pretextos para VIVIR.